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La distribución de bienes tecnológicos confía en que el efecto rebote del segundo semestre amortigüe la caída de facturación de 2020
El sector da por hecha la primera recesión del mercado en siete años, pero el importante peso del canal online y la caída de las ventas, menos acusada que en otros países afectados por la crisis del COVID-19, hacen que el sector sea moderadamente optimista sobre su recuperación.
Tras un crecimiento acumulado del 0,3% en enero y febrero, el sector estima que el inicio del confinamiento provocó una caída del 25% de la facturación en marzo.
La crisis del COVID-19 será la causante de la primera recesión del mercado de bienes tecnológicos desde 2013. Así se deduce de los resultados de facturación obtenidos, por las principales compañías del sector, durante el confinamiento y el consecuente cierre de comercios. Tras un crecimiento acumulado del 0,3% en los dos primeros meses del año, el sector estima haber sufrido una caída del 25% de las ventas durante el pasado mes de marzo. Sin embargo, es optimista respecto a la recuperación del mercado tras el confinamiento, tanto por la buena respuesta del canal online durante la crisis como por los resultados obtenidos durante las primeras semanas de confinamiento en comparación con otros países, como Italia y China.
El optimismo del sector respecto a la recuperación durante el segundo semestre del año está fundamentado en datos, como el peso del canal online. En 2019, las ventas por internet de bienes tecnológicos representaron el 21,6%, y los distribuidores han respondido con eficacia al crecimiento de la demanda digital de las últimas semanas.
De hecho, en las semanas inmediatamente posteriores a la entrada en vigor del Estado de Alarma se registraron incrementos de entre el 10% y el 35% en la venta productos relacionados con el teletrabajo, como portátiles e impresoras. El ocio fue otro de los ámbitos de mayor crecimiento, con subidas superiores al 100% en las ventas de productos asociados al gaming, según los datos de la consultora GFK. Por contra, artículos como los ordenadores de mesa sufrieron importantes caídas en sus ventas.
“El buen posicionamiento del canal online en la venta de productos electrónicos y su experiencia en la gestión de periodos de muchas ventas, como el Black Friday, ha permitido que tanto los especialistas en e-commerce como los distribuidores tradicionales hayan podido responder con eficacia al crecimiento de la demanda digital que se ha producido con la crisis del COVID-19”, explica el responsable del área de Bienes Tecnológicos de Consumo (BTC) de AECOC, Alejandro Lozano, que, sin embargo, recuerda que las ventas en online no han compensado las pérdidas ocasionadas por el cierre de los comercios.
Recuperación en el segundo semestre
La confianza del sector en el efecto rebote del segundo semestre del año también se fundamenta en la comparativa de las caídas de las ventas en España respecto a otros países gravemente afectados por la crisis del COVID-19. Según los datos de GFK, mientras en China y en Italia se registraron bajadas del 69,2% y del 53,9% en la facturación del sector durante la primera semana de confinamiento, en España la caída fue del 43,85.
La previsión es que el sector en España mantenga su capacidad de resistencia y que, junto al crecimiento del canal online, la reapertura de los comercios provoque un efecto rebote en el consumo del segundo semestre del año, que no evitará los números rojos para final de 2020, pero sí amortiguará la caída con la que se espera cerrar los primeros seis meses del año.
Aun así, Lozano advierte que estas perspectivas están condicionadas a la reapertura de los establecimientos comerciales. “El sector se ha visto obligado a cerrar durante dos meses sus tiendas, por lo que urge su reapertura, siempre en función del cumplimiento de las medidas que garanticen la seguridad de trabajadores y clientes, y no por los metros cuadrados de cada local”.
Del mismo modo, reclama a la administración “claridad” en las condiciones que permitan la reapertura de los comercios y protocolos para minimizar el riesgo de rebrotes de la enfermedad que ocasionen un nuevo cierre de persianas.