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La distribución de artículos de ferretería y bricolaje cae un 9,26% en el primer trimestre de 2020
El sector centra sus esfuerzos en establecer medidas para garantizar la salud de trabajadores y consumidores en la desescalada y recuerda la necesidad de que la administración flexibilice los ERTEs para poder reincorporar a las plantillas en función de la actividad.
La crisis del COVID-19 y el inicio del confinamiento, que obligó al cierre de los comercios no alimentarios, han hundido el negocio de la distribución de ferretería y bricolaje, que ha registrado una caída del -9,26% en la facturación del primer trimestre de 2020. Se trata del primer descenso del sector desde 2013, provocado por la paralización del comercio, que empezó con el confinamiento a mediados de marzo.
Dentro de la distribución, las cadenas especializadas fueron las más afectadas, con un descenso del -10,5% en su cifra de negocio, mientras que el comercio tradicional vio como su facturación bajaba un -7,45% en el primer trimestre del año.
El responsable del área de ferretería y bricolaje de AECOC, Alejandro Lozano, destaca la “proactividad que ha tenido el sector desde el inicio de esta crisis para avanzar en la puesta en marcha de proyectos online y otras vías de comercialización telemática –a través del teléfono, whatsapp, etc. – que han permitido mantener un cierto nivel de ventas”.
Aun así, el éxito de estas iniciativas no ha compensado el impacto que ha supuesto el cierre de persianas de todos los establecimientos del país, por lo que las prioridades pasan ahora por garantizar la supervivencia de los negocios. “Tras casi dos meses de tiendas cerradas, el sector necesita un mayor acceso a los sistemas de financiación públicos que faciliten la liquidez y procesos de flexibilización de los ERTE, que permitan la reincorporación de los trabajadores en base a la recuperación de la actividad”, explica Lozano.
Preparación de la desescalada
El inicio de la desescalada permitirá a las tiendas del sector abrir sus negocios, con el foco de garantizar la salud de trabajadores y consumidores en las diferentes fases previstas. “Las tiendas están trabajando para adaptar sus establecimientos y sus operativas para minimizar el riesgo de contagio y transmitir a los consumidores la confianza necesaria”, indica Lozano, que reclama “claridad” en los requisitos exigidos a los comercios para su reapertura en las diferentes fases de la desescalada, así como las garantías para cumplirlos.