¿Qué viene después de los smartphones?
Las grandes empresas tecnológicas tienen la vista puesta en el futuro para identificar la interfaz que le tomará el relevo al smartphone en nuestras vidas digitales. Existen varios candidatos para convertirse en la próxima interfaz: la realidad aumentada, los wearables y los asistentes basados en la inteligencia artificial, que funcionan través de mecanismos como el control por voz, el rastreo ocular, el control gestual e incluso el control neuronal. Estas tecnologías no tienen por qué excluirse mutuamente, sino que podrían complementarse para determinar conjuntamente el modo en que una persona experimentará su vida digital dentro de cinco a quince años, tanto en su domicilio como en el trabajo. Del mismo modo que los portátiles han convivido con los smartphones, puede que los teléfonos inteligentes sigan existiendo, aunque dejarían de ser la ventana primaria.
El Consejero Delegado de Facebook, Mark Zuckerberg, cree que la realidad aumentada, capaz de superponer la información digital en el mundo real, constituye la próxima frontera en el ámbito de la informática. En abril, presentó lo que denomina «la primera plataforma generalizada de realidad aumentada», un primer intento que todavía emplea la cámara del smartphone para brindar una capacidad limitada (y no especialmente útil en su estado actual) de manipular de forma digital su visión del mundo real. Así, imagina un mundo en el que los objetos cotidianos (como la televisión o los juegos de mesa) sean reemplazados por un software, y los equipos puedan dejarse post-it digitales en salas de reuniones y espacios comunes. La realidad aumentada promete una relación más fluida entre el mundo real y el digital, de modo que no tengamos que bajar la vista para mirar el teléfono, forzarla en reducidas pantallas ni emplear ningún esfuerzo en la interacción. El consumidor o el empleado ganaría tiempo a diario y dispondría de más energía cognitiva para realizar otras actividades, así como de más información a su disponibilidad para cuando la necesite.
Los wearables, en particular las gafas y los relojes inteligentes —aunque también las acreditaciones, la joyería o las prendas inteligentes— son otras candidatas a convertirse en la próxima interfaz. Los wearables funcionarían con otras tecnologías, como la realidad aumentada. En este ámbito las innovaciones clave serán probablemente las gafas inteligentes ligeras conectadas con servicios en la nube. No obstante, todavía quedan por descubrir numerosas incógnitas, como por ejemplo si a los consumidores les agradaría llevar estas tecnologías en el rostro. Puede que sea cuestión de que una empresa logre por fin resolver algunos de los desafíos técnicos y de diseño esenciales y cree el dispositivo estrella en el ámbito de los wearables, del mismo modo que sucedió con el iPhone en el segmento de los smartphones.
Mientras tanto, todo apunta a que 2018 será el año que acoja la guerra entre los asistentes virtuales basados en la inteligencia artificial, que enfrentará a Alexa, de Amazon; el Asistente de Google; Siri, de Apple; Cortana, de Microsoft; y Bixby, de Samsung. El asistente de inteligencia artificial que se erija como vencedor se convertirá, en última instancia, en la única interfaz existente entre el usuario final y numerosos servicios, integrándose con todas las tecnologías que resulten necesarias para atenderlo. El que se haga con la interfaz definitiva, se hará también con el consumidor. Al mismo tiempo, los mecanismos orientados a traducir la intención humana, como el rastreo ocular, el control gestual e incluso el control neuronal, han avanzado sin cesar.
Guidance
- En primer lugar, es importante entender que no asistiremos al declive del smartphone en el futuro próximo, ya que en los próximos cinco años, se espera que el mercado de los smartphones siga aumentando en términos de penetración, uso, unidades, valor total y precios medios de venta.
- No obstante, los ciclos tecnológicos avanzan rápidamente: puede que parezcan lentos en sus primeros años, pero ¿quién diría que el iPhone tiene ya una década? Un análisis de 20 años de ciclos tecnológicos ha mostrado que, si bien la mayoría de las tecnologías que más expectación despiertan no consiguen salir adelante, aquellas que sí lo logran suelen hacerlo en un plazo de cinco a diez años. Por una parte, muchas de estas tecnologías se encuentran claramente en fases tempranas. Por otra, todavía se está delineando el campo de batalla a través de la inversión de importantes empresas tecnológicas con abundantes recursos, que buscan posicionarse como el ecosistema y la tienda de aplicaciones de referencia.
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