Las dos razones principales por las que el mundo no puede revertir las emisiones climáticas
Pese a los últimos acuerdos internacionales en materia de sostenibilidad y compromiso con el medio ambiente, la realidad sigue mostrando un problema de enorme magnitud que ha de ser abordado con mayor diligencia. Las principales cumbres globales que concluyeron con acuerdos internacionales sobre la reducción de emisiones perjudiciales para el medio ambiente así como promover prácticas sostenibles, no están dando sus frutos.
Los análisis publicados por la Agencia Internacional de la Energía corroboran esta tendencia. En el 2018, la demanda de energía, así como las emisiones de gases contaminantes para la atmósfera, han seguido aumentando.
Para dar respuesta a esta situación, que se antoja contradictoria atendiendo a los acuerdos internacionales y la aparente concienciación de la sociedad en su conjunto, se plantean dos argumentos.
En primer lugar, el crecimiento de la economía mundial ha hecho aumentar en un 2,3% la demanda de energía el último año y, con ello, han aumentado también las emisiones. Además, un factor crítico en este sentido ha sido la necesidad de calentar y enfriar zonas que han sufrido duramente los impactos de un clima cambiante y extremo.
Este crecimiento económico ha venido apoyado principalmente por la energía generada a partir del gas natural y el carbón, agudizando el problema de las emisiones.
Y, en segundo lugar, la situación de la energía nuclear. La generación eléctrica mediante fuentes energéticas renovables ha mantenido un constante aumento en los últimos años. En el periodo comprendido entre el 2000 y el 2018, la generación solar y eólica ha aumentado en un 7%. Sin embargo, la energía nuclear ha disminuido en ese mismo porcentaje. Con lo cual, pese al aumento de unas energías renovables, las emisiones se han mantenido en tanto que se ha sustituido una fuente de cero emisiones por otra que tampoco produce emisiones a la atmósfera.
Mientras tanto, el carbón apenas se ha reducido en un 1% en ese intervalo de tiempo desde el 2000. El gas natural, por su parte, que emite la mitad de dióxido de carbono de lo que lo hace el carbón, ha aumentado su cuota desde el 18% al 23%.
Por ello, surgen nuevos problemas a los que dar solución para alcanzar los objetivos planteados en cumbres internacionales como el Protocolo de Kyoto -1997- o el Acuerdo de Paris -2016-.
En primer lugar, es importante apoyar el crecimiento de las energías renovables y seguir apostando por esta fuente de energía libre de emisiones. Además, dentro de las fuentes tradicionales, el gas natural produce entorno a la mitad de emisiones que el carbón.
Otro aspecto fundamental es la energía nuclear. Esta fuente de energía ha ido perdiendo peso. Muchas de las centrales nucleares han cerrado o están apunto e ser retiradas. Acontecimientos recientes como el desastre de Fukushima en 2011, han polarizado la opinión pública hacia la crítica a este tipo de fuentes de energía. Sin embargo, la generación nuclear posee una ventaja con respecto a otras fuentes. Y es que la energía nuclear carece de estacionalidad. Así, mientras que las renovables dependen del viento que sople, o la incidencia del sol, la generación mediante fisión nuclear se mantiene constante y controlada a lo largo del tiempo evitando picos en la producción.
Según la Agencia Internacional de la Energía, serían necesarios 17 Gigavatios de capacidad nuclear cada año para poder dar respuesta a la creciente demanda energética garantizando la sostenibilidad del medio ambiente.
Guidance:
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Artículo: Global Energy & CO2 Status Report