Esto es lo que sabemos sobre la carne cultivada en laboratorio y el cambio climático
La carne cultivada lleva un tiempo generado interés significativo como una posible solución para reducir el impacto climático asociado con la producción tradicional de carne.
Uno de los principales impulsores de las empresas que se centran en la carne cultivada es su potencial para limpiar el impacto climático de nuestro sistema alimentario actual. Las emisiones de gases de efecto invernadero de los animales que comemos representan casi el 15% del total mundial, una fracción que se espera que aumente en las próximas décadas. En promedio, 1kg de carne de res puede generar emisiones equivalentes a 100kg de dióxido de carbono.
La idea detrás de la carne cultivada es que se produzca a partir de células animales reales, sin la necesidad de criar y sacrificar animales enteros. Eso tiene el potencial de reducir drásticamente la huella ambiental de la producción de carne, ya que se requieren menos recursos, como tierra, agua y alimentos para los animales.
Sin embargo, aún hay desafíos y cuestiones que deben abordarse antes de que la carne cultivada pueda demostrar ser una alternativa sostenible a gran escala:
- La producción de carne cultivada aún generará emisiones, ya que se requiere energía para operar los reactores donde crecen las células. Incluso con el uso de energías renovables, la cadena de producción y el mantenimiento del equipo también pueden producir emisiones.
- Las energías renovables eventualmente podrían estar disponibles de manera amplia y constante para alimentar las instalaciones que producen carne cultivada. Sin embargo, incluso en este caso, los reactores, las tuberías y todos los demás equipos necesarios para las instalaciones de producción a menudo tienen emisiones asociadas que son difíciles de eliminar por completo.
Aunque la carne cultivada tiene el potencial de reducir las emisiones asociadas con la producción tradicional de carne, aún hay incertidumbre sobre cuánto impacto climático real tendrá, dependiendo de los métodos de producción empleados.
En un análisis publicado en enero de 2023 se estimó las emisiones asociadas con la carne cultivada proyectando su impacto climático potencial para el año 2030. En este sentido, se asumió que el proceso de producción podría utilizar ingredientes de calidad alimentaria y alcanzar una escala comercial en algún momento durante la próxima década. Según este estudio, las emisiones podrían situarse entre 3 y 14 kilogramos de dióxido de carbono por cada kilogramo de carne cultivada (mucha diferencia con los datos actuales: 1kg de carne puede generar emisiones equivalentes a 100kg de dióxido de carbono.)
En resumen, el potencial impacto climático de la carne cultivada en 2030 variará dependiendo de la forma en que se produzca, qué tipo de energía se utilice y qué ingredientes estén presentes en el proceso. La elección de prácticas sostenibles y fuentes de energía limpias será fundamental para determinar si la carne cultivada puede cumplir su promesa de ser una alternativa más sostenible con el clima en comparación con la producción tradicional de carne.
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