Cabrero e Hijos es todo un referente en la provincia de Huesca. Y con razón, porque si algo les diferencia es su apuesta por el territorio. Ya lo dice el eslogan de sus supermercados Altoaragón: “Cerca y fresco, lo nuestro”. Con motivo de su 110 aniversario, conversamos con Santiago, Agustín y Luis Cabrero, respectivamente director general, adjunto a dirección
y director de ventas y frescos de Cabrero e Hijos, miembros de la tercera y cuarta generación.
Santiago Cabrero lleva la distribución en la sangre. Miembro de la tercera generación de Cabrero e Hijos, a sus 74 años sigue de cerca el día a día de la empresa, aunque es la cuarta generación, representada por Agustín y Luis Cabrero, la que tiene en sus manos definir su futuro. Los orígenes de la empresa se remontan a 1914, cuando el fundador, Agustín Cabrero Pardo, abre en Huesca una pequeña tienda de ultramarinos que sus hijos, Agustín y Gregorio Cabrero, convirtieron en un gran almacén de coloniales. El semisótano de dicho almacén llegó a albergar en su día un tostadero de café y frutos secos, una fábrica de chocolates y turrones e incluso un taller de alpargatas de cáñamo, porque “era una época en la que no había nada”. En su afán por controlar el suministro de algunos productos básicos llegaron, incluso, a poner en marcha una fábrica de pasta para sopas con la marca Cavi (fusión de los apellidos Cabrero y Villamayor, familia harinera con la que emparentaron los Cabrero). La tercera generación, representada por Santiago, Gregorio y Agustín Cabrero, pone en marcha la distribución mayorista de bebidas refrescantes, helados, congelados y yogures, y es la que apuesta por los nuevos formatos de distribución: el cash&carry y la línea de supermercados. Sobre la historia, el presente y el futuro de la compañía conversamos con Santiago Cabrero, tercera generación, y Agustín y Luis Cabrero, respectivamente sobrino e hijo del primero y miembros de la cuarta generación.
En Huesca Cabrero e Hijos es toda una institución
Santiago Cabrero: Nos lo hemos ganado después de 110 años dando servicio a la población. Yo llevo la distribución en la sangre. Aunque estudié ingeniería industrial en Terrassa, pronto me fui a Madrid, contra el criterio de mi padre, a trabajar en el departamento de expansión de Ifa, donde participé en el desarrollo del cash&carry. El primero de España lo monté yo en Terrassa y en 1969 abrimos en Huesca el primer cash&carry Ifa del Altoaragón, que hubiera sido el primero de España si no hubiéramos tenido que retrasar la apertura por el fallecimiento de mi abuelo. También participé en la puesta en marcha de la línea de supermercados. Los socios de entonces, todos mayoristas, me decían: “¿Cómo voy a montar una tienda que compita con mis clientes del almacén?”. Y les contestaba: “O lo haces o te mueres. Es el futuro”. Los que no cambiaron, desaparecieron. El primer supermercado de Ifa lo monté yo en Huesca, debajo de mi casa, en la calle Ramón y Cajal en 1978. Antes de regresar a la empresa familiar en 1981 ya había ayudado a abrir más de 1.000 supermercados Aldi para los socios de Ifa.
Que los supermercados de los socios de Ifa se llamasen Aldi hace unos años requiere una explicación…
Santiago Cabrero: Viajando por Europa conocimos la marca Aldi, que nos pareció fácil de pronunciar y escribir, y decidimos utilizarla en la línea de supermercados. La registramos con 3.000 pesetas. En 2012, con la llegada de Aldi a España, la tuvimos que vender por fuerza. La consecuencia, no obstante, fue que todos los socios de Ifa que utilizábamos la marca Aldi la tuvimos que cambiar. En Cabrero, nuestras tiendas pasaron así a llamarse primero Alvi y en la actualidad son Supermercados Altoaragón. El posicionamiento de la marca, no obstante, nada tenía que ver con el del discount alemán. Santiago Cabrero: Era un supermercado muy moderno, marquista y con foco en los productos frescos. Fue el primer supermercado con carrito de compra. Recuerdo que el comienzo fue muy especial, porque toda la carne se vendía envasada, y esa era toda una novedad en Huesca. En esa época ni siquiera en Madrid ni en Barcelona se vendía prácticamente la carne en bandejas. El primer día facturamos 1.000 pesetas en carne. Mi padre pensó que aquello iba a ser un desastre, pero yo sabía que iba a funcionar. Llevaba años analizando lo que iba a ser el supermercado del futuro y era ése. El tiempo me dio la razón. Aquello fue una locura. Pronto estábamos vendiendo un millón de pesetas en carne.
Este año Cabrero e Hijos cumple 110 años. ¿Cómo consigue una empresa de distribución alcanzar los 110 años y llegar a la cuarta generación?
Santiago Cabrero: Con ilusión, trabajo y un equipo humano extraordinario. El mejor activo es nuestra gente, que siente el negocio como propio. La promoción interna nos funciona muy bien. Y el trabajo duro lo he visto en casa desde los tiempos de mi abuelo. Los almacenes estaban en la planta baja y nosotros vivíamos justo encima. Cada noche después de cenar mi padre bajaba al despacho. ¡Y cuántos fines de semana no habré dedicado yo a la empresa!
Sin el sector primario no seríamos nada. Y el sector primario también nos necesita. Sin nosotros muchas pequeñas fabricas o productores de Huesca habrían tenido que cerrar”.
Distribución mayorista, cash&carry, supermercados, franquicias… ¿La diversificación es uno de los pilares de la empresa?
Luis Cabrero: Todo ayuda. En nuestro modelo, todos los conceptos se complementan. Los supermercados se benefician de los volúmenes del cash; el cash se beneficia del surtido de los supermercados. Tenemos una sección de bodega de lo mejorcito que puedes encontrar y somos distribuidores de grandes marcas con las cuales hemos construido una excelente relación a lo largo de los años.
Santiago Cabrero: Como mayoristas, la palabra clave es servicio. Servicio con mayúsculas. El servicio que damos a la hostelería no lo da nadie. Nuestra red comercial está muy cerca de los clientes y ofrece un gran surtido y servicio excelentes. Y funciona.
Luis Cabrero: El trato es muy personal. Hablamos con los clientes todos los días. Te pasan un pedido a la una de la madrugada y al día siguiente reciben la mercancía. Esa inmediatez es difícil de batir. El precio es importante, pero si entras por precio sales por precio; solo el servicio te mantiene ahí.