
Bill Derrenger
CEO de LipCo Foods
Su vocación es liderar empresas. Nacido en Boston y criado en Montana, Bill Derrenger ha vivido en 11 países y ocupado primeras posiciones en grandes compañías nacionales y multinacionales, como Kellogs, Osborne, Grupo Prisa o Lipco Foods International. Además, asesora a decenas de ellas en sus procesos de cambio. Porque lo suyo es ‘servir’, pero cuando ha sido necesario también ha sabido decir ‘no’.
Los orígenes explican con frecuencia el camino recorrido, tanto en las empresas como en las trayectorias personales. Quién hoy es Bill Derreger se entiende mejor conociendo la historia de sus padres. O aquel viaje a España, siendo estudiante, que le cambió la vida. O sus primeros pasos en Monitor y Kellogg’s Latinoamérica, que le han llevado a liderar procesos de cambio en un centenar de empresas a lo largo de tres décadas. Esta es su manera de aportar al mundo, de generar impacto y de transcender. Conozcamos los acontecimientos en su propia voz.
Habiendo vivido en 11 países, usted es un ciudadano del mundo. ¿Cómo empezó todo?
Mis padres se conocieron en África. Pertenecían a los “Cuerpos de Paz” de John F. Kennedy, un presidente que en lugar de enviar a americanos por el mundo para hacer la guerra, como en Corea o Vietnam, decidió enviarlos para ayudar al desarrollo de las economías locales. Durante un tiempo mi padre construyó carreteras en Sierra Leona y mi madre formó a profesoras. Yo nací en Boston y crecí en Montana, en la América profunda, tierra de vaqueros. Me independicé con 19 años. Mis padres volvieron a los “Cuerpos de Paz” y dedicaron su vida a contribuir a la sociedad ayudando al desarrollo económico de países como Fiji y Bangladesh, donde mi madre descansa en paz y donde mi padre se acaba de jubilar con 83 años.
Su conexión con España viene de lejos…
Llegué a España por primera vez en 1984, para estudiar COU en Salinas, un pueblecito de Asturias, y eso me cambió radicalmente la vida. En lugar de tener una carrera entre vacas en Montana, he tenido una carrera internacional en diversas empresas. Saber castellano me ha dado oportunidades que no hubiera tenido de otra manera. El castellano es un regalo de mi mujer. Nos enamoramos a los 17 años y nos casamos a los 22. A los jóvenes siempre les digo que es fundamental abrirse al mundo a una edad muy temprana y aprender idiomas.
¿Cuáles son esas tres cosas que tienen que hacer los CEO?
A los CEO nos pagan por dar resultados, y mi manera de hacerlo es sirviendo a la organización haciendo tres cosas:
- Marcar la estrategia. Es algo tan sencillo como saber qué te hace especial y diferente como empresa, y elegir cómo vas a ganar a los demás porque tienes una ventaja que no pueden replicar. Porque si alguien te puede copiar, probablemente esa no sea una ventaja competitiva sostenible.
- Comunicar bien. La comunicación tiene dos vertientes: escuchar y hablar. Como tenemos dos orejas y una boca, probablemente esa es la relación que debe haber entre ambas acciones. Los grandes líderes siempre escuchan atentamente.
- Gestionar personas. Porque todos los problemas y oportunidades en las empresas tienen que ver con personas.
“Mi trabajo es resolver problemas. Eso es lo que tiene que hacer un primer ejecutivo. Marcar la estrategia, comunicar, escuchar y asegurase de que tiene la gente precisa en el lugar necesario”.
Como directivo, ¿qué le pide a su equipo, a la gente más próxima?
Les pido transparencia, que sean proactivos, que pidan ayuda cuando la necesiten y que hagan suyos los valores de la compañía. Los valores, personales o de empresa, son muy importantes.
¿Cuáles son sus valores personales?
Tengo cuatro valores personales.
El primero es el amor, que para mí significa “hacer feliz a la gente”. Tuve un coach que me decía: “Bill, al jefe hay que hacerlo feliz”. Y yo creo que eso es amor. Tenemos que trabajar para hacer feliz al jefe, a la organización, a los clientes, a los proveedores… Eso no quita que a veces haya que tomar decisiones difíciles, porque mucha gente va a ser más feliz en otra empresa.
El segundo es la integridad, cumplir la palabra dada. Si me comprometo a algo, hago lo imposible para cumplirlo. Eso para mí es la integridad, ser completo.
El tercero es la reciprocidad. Es la regla de oro: “Trata a las personas como te gustaría ser tratado”, porque la vida, las empresas, te devuelven lo que tú das.
El cuarto valor es la humildad. Cuando tenía 18 años pensaba que lo sabía todo; a mis 58 recién cumplidos, creo que me queda mucho por aprender escuchando a los demás.
¿La IA es una moda o un básico para las empresas?
La IA ya es obligatoria en nuestro día a día, para mí y también para ti. No me puedo imaginar seguir escribiendo a máquina o preparando una presentación como hacía en mi primera época de consultor en Monitor. La utilización de la IA en los procesos, aunque va muy rápido, llevará algo más de tiempo, por la resistencia al cambio de las personas. En Grupo AIA hacemos modelos predictivos de la demanda en tienda y vemos que a la gente que trabaja en aprovisionamiento le cuesta reconocer que el modelo está haciendo una mejor predicción.
Una frase como resumen de esta entrevista.
Todo es para bien. En la vida vamos tomando decisiones, pero no tenemos que obsesionarnos con tomar ‘la mejor decisión’, porque al final todo es para bien.
La inteligencia artificial en las empresas
“La IA ya es obligatoria en nuestro día a día, para mí y también para ti”.
“La tecnología nos permite ser mejores de lo que somos actualmente, no prescindibles”.
“Hay que hacer diligencia debida sobre lo que nos da la inteligencia artificial”.
“A pesar de la IA, lo que un director general tiene que manejar es hoy muy parecido a lo de hace 30 años”.