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Ignacio Gavilán,
Director de sostenibilidad medioambiental de Consumer Goods Forum

El valor, incalculable, del trabajo colectivo es el motor de Consumer Goods Forum. 400 empresas, fabricantes y distribuidores multinacionales de 70 países, forman esta entidad que persigue aplicar cambios positivos a nivel global en gran consumo. Con un Consejo Directivo formado por 54 CEOS de compañías de la talla de Metro, Colgate-Palmolive, Walmart, Alibaba, Carrefour, Unilever, Coca Cola, Heineken, Nestlé, L’Oréal, Henkel o Johnson & Johnson, la entidad impulsa resoluciones, guías de trabajo, talleres, eventos y reuniones para activar el desarrollo sostenible del gran consumo.

Charo Toribio: ¿Cómo y por qué nace Consumer Goods Forum? ¿Cuál es su objetivo?

Ignacio Gavilán: Nuestro objetivo es aunar en una plataforma a los CEOS de fabricantes de alimentación y bebidas y distribuidoras de todo el mundo, para lograr un cambio colectivo, una transformación positiva en el mercado de gran consumo. Gracias a esta colaboración entre fabricantes y distribuidores, somos capaces de solucionar problemas que las compañías no podrían solucionar por sí solas. Además, las soluciones compartidas son más viables económicamente.
En la cadena de valor, a escala mundial, encuentras por un lado 1 billón y medio de productores de materia prima y en el otro extremo casi 8 billones de consumidores. Y en medio están los grandes fabricantes y supermercados. En este sentido, 500 grandes empresas, fabricantes y distribuidores, controlan el 70% de los productos de gran consumo. Por tanto, cualquier cambio colectivo de estas grandes empresas, impactará en toda la cadena de valor, desde los agricultores hasta el consumidor.

Gracias a la colaboración de fabricantes y distribuidores solucionamos problemas que las compañías no podrían solucionar por sí solas.

¿Qué herramientas aplican para lo­grar esta transformación positiva?

Entre nuestras herramientas más ‘prácticas’ se encuentran, por ejemplo, las guías de compra que establecemos con los requisitos a exigir desde los departamentos de compras a sus proveedores. Establecemos qué materias primas o productos acabados cumplen con criterios sostenibles. Otra herramienta son los booklets, documentos en los que recogemos buenas prácticas de nuestros miembros en su lucha contra el desperdicio alimentario o el uso de refrigerantes naturales, por ejemplo. Pero sobre todo organizamos actividades: talleres, seminarios y reuniones. Generamos un espacio seguro en el que nuestros miembros debaten sobre temas complicados. El mero hecho de unirles para que debatan y decidan es una de nuestras mejores herramientas.
Nuestro Consejo Global, formado por 54 CEOs, se reúne dos veces al año para definir las prioridades y crear grupos de trabajo. En estas reuniones llevan dos sombreros: el de su propia compañía y el de CGF. No es un ‘concurso de belleza’ entre empresas; el objetivo de las reuniones es solucionar problemas de forma colectiva. Desde CGF ponemos presión sobre los desafíos prioritarios y además actuamos como interlocutores con las ONG.

¿Cuáles son las prioridades del gran consumo en desarrollo sostenible?

Los CEOS de nuestro Consejo han definido cuatro ejes de acción en los que podemos influir más:

  1. Seguridad alimentaria. Es una prioridad fundamental de la industria. Contamos con la iniciativa Global Food Safety, con su propio consejo, que trabaja duro en aspectos como la armonización de estándares, por ejemplo.
  2. Salud y bienestar, trabaja para lograr dietas más sanas y mejorar la comunicación con el consumidor. Nuestro objetivo es luchar contra la situación actual, no podemos tener 2 billones de personas malnutridas en el mundo, tanto por exceso como por defecto.
  3. Datos. Trabajamos para lograr que los datos sean lo más transparentes posible en toda la cadena de valor. Trabajamos con blockchain, inteligencia artificial, etiquetas inteligentes, etc.
  4. Sostenibilidad ambiental y social. Como sostenibilidad social entendemos la lucha contra el empleo forzoso y dentro de la sostenibilidad ambiental trabajamos en deforestación, desperdicio alimentario, desperdicio de plásticos y refrigeración.

Nos centraremos en la sostenibili­dad ambiental, que es el área que usted dirige. La deforestación es el primero de los ejes que abordan, ¿en qué aspectos están trabajando?

Las empresas de gran consumo compran y procesan alimentos a partir de commodities que utilizan como materia prima –aceite de palma, soja, pasta de papel…–. La producción de estos commodities está generando un preocupante aumento de la deforestación, sobre todo en bosques tropicales –Brasil, Malasia o Indonesia–, y tenemos que luchar contra ella. Los fabricantes tienen que ser conscientes, entender el origen de sus materias primas y poder así garantizar que provienen de cultivos responsables, de zonas no deforestadas. Uno de los casos más claros es la soja, que tiene una demanda altísima como alimento para el ganado. China, por ejemplo, consume 80 millones de toneladas de soja al año solo como pienso. Gran parte de esa soja viene de Brasil, donde los agricultores están deforestando. Y Europa también importa grandes cantidades de soja. Desde CGF ayudamos a los miembros a mejorar su certificación en palma (ej: RSPO), soja (ej: RTRS o Proterra) y papel (ej: FSC o PEFC), colaboramos con entidades especializadas en seguimiento de deforestación a través de satélite, y establecemos un diálogo constructivo con los gobiernos responsables de supervisar bosques tropicales, como Brasil o Indonesia. Establecemos guías de compra para que cualquier proveedor, independientemente del país, aplique los mismos criterios.

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4 ejes en sostenibilidad ambiental

  • Deforestación.
  • Desperdicio alimentario.
  • Desperdicio de plásticos.
  • Refrigeración.

En cuanto al desperdicio alimenta­rio, ¿en qué aspectos trabajan?

El desperdicio alimentario nos preocupa mucho. No puede ser que un tercio de la comida que se produce acabe desperdiciándose. Como plataforma de compañías de alimentos y bebidas no podíamos quedarnos en silencio. En 2015 presentamos una resolución con la que comprometimos a nuestros miembros a reducir a la mitad su desperdicio alimentario en 2025. De esta manera, participamos del ODS 12.3 de consumo responsable, que va más allá del marco de acción de nuestros miembros, es decir, incluye el desperdicio en cosechas y a los consumidores, donde se deperdicia entre el 30%-40%.

¿Cómo avanzan las compañías en este objetivo de reducir su desper­dicio a la mitad?

Los 54 miembros del consejo han hecho un esfuerzo considerable. Algunos de ellos, como Tesco y Sainsbury’s, han publicado los datos de todo lo que están dejando de desperdiciar en frescos, que es lo más delicado. Pero aparte de estos dos retailers británicos, es complicado conocer más datos porque muchas empresas los consideran competitivos y no se sienten cómodos publicándolos. Pero sabemos que muchas compañías están haciendo un gran trabajo. Lo importante es separar lo filantrópico de lo operativo. Lo que nos interesa son las toneladas que desperdician en su operación y que logran reaprovechar destinándolas a bancos de alimentos, por ejemplo.
Organizamos talleres para identificar posibles soluciones en la distribución. Por ejemplo, con frutas y hortalizas hay que acostumbrar al consumidor, educarle, para que entienda que las frutas, por ejemplo, pueden contener manchas o imperfecciones. Trabajamos con los retailers para que cambien su forma de comprar frescos. Si al proveedor de verduras sólo le compran productos perfectos, están generando un 15% de desperdicio. Pedimos a los retailers que compren todos los productos y luego veremos qué hacer con los imperfectos… podemos hacer zumo o incluirlos en la oferta y acostumbrar al consumidor a que en un kilo puede encontrar dos o tres que no son perfectos, pero sí comestibles.

Más poder. Si tienes un responsable de sostenibilidad reportando directamente al CEO, sabes que se lo toman en serio. Pero si tiene que reportar varios niveles hasta llegar al CEO, no se mueve nada.

¿Cómo trabajan para prevenir el desperdicio de plásticos?

Hemos creado tres grupos de trabajo en torno al plástico, centrados en los siguientes aspectos:

  • Ecodiseño de envases y embalajes, elevando su reciclabilidad, reutilización y biodegradabilidad, lo que implica eliminar capas y materiales difíciles de reciclar como los metales, etc.
  • Mejora de los sistemas de reciclaje. Impulsamos pilotos, sobre todo en países en vías en desarrollo. Por ejemplo, en Indonesia se ha probado un sistema con el que los usuarios pueden pagar parte de su billete de metro entregando envases de plástico para reciclar. Así, se logra un punto de recogida y crece la concienciación social.
  • Comunicación con el consumidor. No demonizamos el plástico, que es el mejor envase para transportar comida de forma segura y ligera. Pero hay demasiados envases de plástico innecesarios, como las pajitas o los cubiertos de plástico. Y volvemos al consumidor: ¿querrá llevar encima sus propios cubiertos? En algunos países ya se han acostumbrado, como en EE.UU. donde los consumidores van con su pajita de metal. Pero es más difícil quitar el plástico en productos como la fruta cortada, pescado o bebidas. No es cuestión de deshacerse del plástico, sino de utilizarlo de forma más racional o lograr que sea biodegradable. Por ejemplo, en CGF participan Coca Cola, Pepsi, Nestlé y Danone; que juntas generan aproximadamente un millón de botellas de plástico por minuto. Un mínimo cambio en estas compañías, tiene un impacto enorme, ese es el poder del tra- bajo colectivo.

Refrigerante

Refrigerantes. Que todo el sector utilizara refrigerantes naturales tendría un impacto positivo en el cambio climático más rápido que la transición progresiva a energías limpias.

El cuarto eje sobre sostenibilidad es la refrigeración. ¿Cuál es su im­pacto y cómo lo trabajan?

Hasta ahora el refrigerante más habitual en gran consumo ha sido sintético (HFCD), que es una de las mayores amenazas al cambio climático. El estudio DrawDown (The New York Times) sitúa la transición a refrigerantes naturales como la prioridad número 1 para luchar contra el cambio climático. Por eso, impulsamos el cambio a refrigerantes naturales, como el CO2, el propano, etc. Este cambio es relativamente fácil para los fabricantes, pero tiene un coste muy elevado para grandes retailers que necesitan renovar sus instalaciones. Además, es más complicado aplicarlo cuando el consumidor no lo pide, no es consciente de su impacto. Sin embargo, pasar de refrigerantes sintéticos a naturales tiene un reflejo inmediato en el calentamiento global. Los refrigerantes sintéticos están entre 3.000 y 7.000 unidades del índice GWP (global warming potential), mientras que los naturales están entre 0 y 10. Que toda la industria sustituya los refrigerantes sintéticos por naturales tendría un impacto positivo incluso más rápido que un cambio progresivo hacia energías limpias.
Los grandes retailers europeos ya han cambiado sus refrigerantes y de hecho ya es más caro comprar un refrigerante sintético que uno natural.

En los últimos años, ¿cuáles son los logros más destacados de CGF?

Unir a retailers y fabricantes en una misma plataforma global ya es un logro. Además, en los últimos años hemos seguido creciendo en número de miembros y elevando el perfil, consiguiendo más relevancia y reputación global. Incluso entidades como las Naciones Unidas, la FAO o la Comisión Europea nos han pedido consejo.
Pero en objetivos concretos destacaría por ejemplo que en deforestación hemos puesto en el mapa algunos commodities de los que nadie hablaba, como la soja.
Por otro lado, hemos aumentado el volumen de productos certificados, hemos mejorado la concienciación contra el desperdicio alimentario y en plásticos hemos logrado una reacción rápida y coordinada de la industria.
También destacaría nuestro logro en la armonización de las etiquetas de caducidad. El año pasado en solo 6 meses hicimos una llamada a la acción global para pasar de 12 expresiones diferentes en las etiquetas a solo dos: consumir preferentemente y fecha de caducidad, una para frescos y otro para secos. La diversidad de expresiones en las etiquetas (refrigerar antes de, envasado en, etc.) crea confusión en el consumidor. El 20% del desperdicio en los hogares se da por confusión con las etiquetas de caducidad.

Desperdicio alimentario. Nuestros miembros se han comprometido a reducirlo a la mitad en 2025.

¿Y cuáles son las barreras a las que se enfrenta el gran consumo para avanzar en sostenibilidad?

Destacaría la falta de concreción en la responsabilidad dentro de las empresas. Antes de incorporarme a CGF trabajé en compañías privadas (McDonald’s, British Petroleum y Anglo American). Allí aprendí a implementar la sostenibilidad en una empresa de forma efectiva y al nivel correcto. De hecho, parte de mi trabajo es ayudar a implementar la sostenibilidad en las empresas. Esa es la mayor barrera, lo que más nos retrasa. Si tienes un responsable de sostenibilidad reportando directamente al CEO, sabes que se lo toman en serio. Pero si tiene que reportar varios niveles hasta llegar al CEO, no se moverá nada. Es un aspecto que me sorprende mucho también en España, donde se habla de RSC pero más desde el punto de vista filantrópico, no operativo.
Uno de los motivos de este comportamiento es que el mercado español se ha basado mucho en precio. Aunque veo que está cambiando. Sobre todo las generaciones más jóvenes, los millennials, sí que están dispuestas a pagar más por un producto sostenible, siempre y cuando perciban una transparencia absoluta en torno a ese producto.

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No demonice­mos el plástico, que es el material más seguro y ligero. No es deshacerse de él, es utilizarlo de forma más racional.

¿A qué continentes pertenecen los 400 miembros de CFG? ¿Qué países son los más activos?

Empezamos a tener miembros relevantes en América Latina y en el sureste asiático como China, Indonesia, etc., pero el 80% de nuestros miembros son de Europa, Norteamérica y Japón. Destacaría sobre todo el norte de Europa, que es muy efectivo a la hora de implementar la sostenibilidad con un consumidor más concienciado y más dispuesto a pagar un extra por estos productos. Aunque este extra se lo plantean como temporal, como una inversión a futuro, pensando que cuando la sostenibilidad se aplique a gran escala bajará el precio.
En Asia, destaca Japón que es muy activo a la hora de aplicar políticas de sostenibilidad. Por su cultura son tremendamente eficientes en el uso de los recursos. Tienen una conciencia ambiental y un sacrifico dignos de destacar. No entienden el desperdicio. Y actúan igual en casa. Sin embargo, en otros países como el acceso a la comida es barato y fácil, el desperdicio de alimentos en el hogar es muy alto. Allí, desde CFG nos toca nadar contracorriente para convencer a los retailers de que eviten promociones del tipo compra 2 y llévate 3, que generan mucho desperdicio.

Red internacional

  • Los 400 miembros de CGF son de más de 70 países.
  • Oficinas en Francia (París), donde se coordinan las acciones en Europa, Oriente Próximo y África; en Estados Unidos y Colombia, centradas en América; y en Japón y China, desde Asia.

Las empresas españolas tienen una participación muy baja en CFG. ¿Cómo valora este hecho?

AECOC está haciendo una magnífica labor a escala local, con una agenda muy similar a la nuestra. El perfil standard de nuestras empresas-miembro destacan por tener una actividad internacional muy elevada. Por supuesto, echo de menos contar con más grandes compañías españolas, pero confío en que seguiremos sumando nuevas. No aspiramos a tener muchos miembros, pero sí a que sean empresas de calidad, con mucho volumen internacional.

Entre su Comité Directivo cuen­tan con Alibaba o Amazon, ¿qué desafíos trabajan en e­commerce?

Todos los retailers deben afrontar la venta online. Además, supone un cambio en el comportamiento del consumidor, que pasa de ver el producto en el lineal a clicar sobre él y acceder a sus atributos de forma rápida y eficiente. Y entre estos atributos pueden destacar los vinculados con la sostenibilidad. Habrá clientes que querrán saber el origen de ese producto, otros estarán más concienciados con aspectos nutricionales y otros quizá se planteen si esa empresa emplea refrigerantes naturales o sintéticos. Otro aspecto que tenemos que mejorar online es la gestión de envases y embalajes, porque hay demasiado plástico y cartón. Tenemos que seguir avanzando en este mundo nuevo.

Berlín
Entre las actividades de Consumer Goods Forum se encuentra su congreso anual FLP Congress, que celebran una vez al año. En la imagen, Ignacio Gavilán, a la derecha, en el FLP Congress 2018, celebrado en Berlín.

A medio y largo plazo, ¿qué objetivos se han marcado?

Este año queremos culminar la resolución sobre deforestación que comenzamos en 2010. La deforestación sigue aconteciendo en bosques tropicales, por causas muy complejas. Nos consta que Greenpeace y otras ONG están monitoreando este tema muy de cerca y es importante trabajar con todos los actores de la cadena en soluciones consensuadas. Queremos dar una respuesta realista y esperanzadora.
Otra prioridad inmediata es seguir avanzando en plásticos, un ámbito en el que se ha avanzado muy rápido. Y en mi opinión se han combinado cuatro elementos:

  • Concienciación del público, con muy buenas campañas de comunicación, sobre todo de ONG.
  • Acción voluntaria e inmediata de las empresas.
  • Respuesta de los gobiernos, que ha sido tremendamente rápida, con acuerdos como el de la UE en su paquete de economía circular.
  • Cooperación internacional. El G7 y el G20 han hecho declaraciones conjuntas sobre plásticos que ojalá hubieran hecho también para desperdicio de alimentos y deforestación.
Estas son las prioridades más inmediatas, pero sin duda, seguiremos avanzando en todos los ODS en los que el gran consumo está implicado. Estamos convencidos de que a través del trabajo colectivo lograremos un cambio positivo y la transformación del mercado.

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