Ana Martínez C84
Nº 254 – FEBRERO 2023

Dice Enric Batlle, director general de Nomen Foods, que las empresas que quieran tener continuidad deberán ser responsables social y medioambientalmente, sino “no habrá futuro para ellas”. Un futuro que hay que cuidar porque el planeta está al límite. La compañía aporta su “pequeño grano de arroz” con un compromiso firme y decidido con el medioambiente y el entorno. Una estrategia a largo plazo que le ha permitido conseguir la certificación B-Corp, convirtiéndose en la primera arrocera del mundo en entrar en este movimiento.

En mayo de 2020, en plena pandemia, entrevistamos a Enric Batlle, director general de Nomen Foods, que contundentemente y convencido nos dijo: “Nuestra meta para 2030 es ser una empresa con certificado B-Corp”. Lo consiguieron el pasado octubre, 8 años antes de lo previsto. Un logro que acredita a la compañía que cumple con destacados estándares sociales, ambientales y comunitarios, lo que ha supuesto para el directivo “reafirmarnos en nuestro propósito, porque realmente el compromiso con el entorno social y medioambiental está en nuestro ADN desde hace muchos años”. No podía ser de otra manera teniendo en cuenta que la empresa está ubicada dentro del Parque Natural del Delta del Ebro, donde lleva 150 años cultivando arroz.


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Enric Batlle, Director general de Nomen Foods

Un modelo de negocio con ADN sostenible

Su modelo de negocio –es propiedad de la cooperativa Arrossaires del Delta y 957 pequeños productores accionistas que representan el 10% del capital–, apoyado en su plan de sostenibilidad integral que abarca todo el proceso desde la producción hasta la mesa, han sido claves para entrar a formar parte del movimiento B Corp. No en vano, la misión de la compañía es, en opinión de Batlle “contribuir en la medida de lo que esté en nuestras manos a que el mundo sea mejor, empezando por nuestro entorno más cercano”. Su modelo de negocio es de impacto local, lo que significa que la compañía existe para beneficiar y generar valor social, económico y ambiental en su entorno.

Un proceso que reconoce que ha sido más rápido de lo previsto porque su estrategia de sostenibilidad se lleva desarrollando desde los años ochenta e intensificando los últimos 15 años con las diferentes certificaciones de calidad. En opinión de Batlle, los objetivos económicos que han marcado la gobernanza de las empresas durante las últimas décadas están pasando a la historia. “Hoy se valora el compromiso medioambiental y social. Los intangibles, que en el pasado no estaban en los balances, ya están pasando a primera línea. Y la sociedad nos va a medir por nuestro compromiso con el entorno”. En Nomen el compromiso con la protección del medio ambiente en el Parque Natural del Delta del Ebro es su prioridad, así como con la economía local, ya que está formada por 600 productores locales que viven en la zona. “Nuestra estructura cooperativista fomenta de por sí la economía circular”, explica Batlle, porque su modelo abarca iniciativas que permiten una producción que aprovecha los recursos y reduce el consumo de materias primas, agua y fuentes de energía…

Resumimos algunos de sus mensajes:

“En Nomen Foods queremos ser propulsores de la sostenibilidad a nivel empresarial europeo”.

“Necesitamos saber en qué tablero de juego estamos y contar con las mismas reglas porque eso marcará el poder competir en igualdad de condiciones”.

“¿Tengo que ofrecer arroz basmati, que se produce a 25.000 kilómetros, porque mi cliente me lo están pidiendo? Decir que no cuesta muchísimo, pero son este tipo de preguntas las que nos debemos hacer en la sociedad”.

“Por delante tenemos un reto ambicioso y colaborativo: que las empresas de alimentación B-Corp nos unamos para hacer llegar a la sociedad la importancia de este movimiento”.

“El impuesto sobre plásticos y envases de un solo uso es necesario. Aunque también necesitamos moratoria y más definición sobre cómo será repercutido porque ni los gestores ni las empresas sabemos cómo lo tenemos que hacer”.

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