El Covid-19 tendrá muchos efectos duraderos en el sector de gran consumo. Desde la llegada del touchless commerce y la simplificación de las cadenas de suministro hasta la persistencia de las despensas llenas y la muerte del self-service tal y como lo conocemos, explicamos ocho formas en que se ha alterado el futuro de la industria.
1. La llegada del T-commerce (touchless commerce)
En algún momento en el futuro, los compradores guardarán las máscaras y los guantes, pero el deseo general de evitar tocar las superficies permanecerá. A toda una generación de compradores se le ha enseñado una dura lección sobre los peligros de tocar cosas, de la misma manera que la Gran Depresión dejó una profunda huella en la mente de quienes la vivieron y que se transmitió a sus descendientes.
- Cada aspecto de las operaciones de los distribuidores se verá afectado por esta aversión a las superficies, que marca el comienzo de la era del touchless commerce. Algunos retailers ya se han movido en esa dirección con funciones de pago a través del móvil. Pero hay muchos otros puntos de contacto en una tienda física donde los retailers deberán abordar de manera proactiva la preocupación de los clientes.
2. Aceleración del e-commerce
El comercio electrónico es un área en la que muchos retailers ya se habían aventurado, pero a un ritmo pausado. Solo en los últimos 3 o 4 años los grandes retailers estadounidenses como Walmart, Kroger, Albertsons y Ahold Delhaize USA comenzaron a aumentar los servicios omnicanales, como la recogida y entrega de productos. Aun así, han luchado por manejar la repentina oleada de clientes online debido a la pandemia. Ahora están todos a bordo del tren digital, corriendo hacia el futuro. El Covid-19 ha servido como catalizador definitivo para acelerar la innovación en torno a la experiencia de compra del futuro. En el futuro, el éxito llegará para aquellos que continúen ejerciendo el nuevo sentido de urgencia.
- Antes del Covid-19, los retailers hablaban de disrupción y del ritmo acelerado del cambio. Esas preocupaciones han adquirido un nuevo significado. Si el ritmo de cambio parecía rápido antes de enero, no ha sido nada en comparación con los últimos meses. Los distribuidores han mostrado cómo es realmente la velocidad al tomar medidas a un ritmo nunca visto. Cuando las vidas están en juego, los planes de transformación estratégica a tres años vista desaparecen.
3. Los balances importan.
Los asesores financieros recomiendan que las personas mantengan un fondo de emergencia suficiente para cubrir gastos de subsistencia de 3 a 6 meses. Lástima que pocos retailers hayan prestado atención a ese consejo antes del brote de Covid-19. Aquellos distribuidores considerados no esenciales han descubierto de la peor manera cuán mal preparados estaban para la crisis. En el caso de aquellas compañías que ya estaban luchando por aumentar las ventas y producir beneficios en una economía estable, la crisis de COVID-19 acelerará su desaparición. Pero incluso aquellos que tienen más éxito han visto cómo la situación de estos meses expone las vulnerabilidades de sus modelos de negocio y sus finanzas.
- El escenario que enfrentan los retailers no esenciales, así como la amplia gama de medidas desesperadas de conservación de flujo de efectivo que se están aplicando, deberían servir como una advertencia para los distribuidores de alimentos. Hay que revisar el balance general de cuentas. ¿Qué tan fuerte somos y qué sucedería si ocurriera otro tipo diferente de crisis que implique reducir las operaciones? Los principales líderes se preguntarán “¿y si…?” mucho más en los próximos años, o al menos deberían hacerlo.
4. Simplificación de la cadena de suministro
Los compradores han acudido en masa a las tiendas y han almacenado productos en sus hogares de forma nunca vista. En medio de una actividad tan frenética, los clientes no son selectivos respecto a las marcas: están comprando categorías, contentos de que la mercancía esté disponible.
La situación ha revelado el conflicto que ha existido durante mucho tiempo entre las estrategias de merchandising basadas en la variedad del surtido y los desafíos operativos de la eficiencia de la cadena de suministro. Esto último desempeñará un papel aún más importante en las estrategias de comercialización de los retailers en el futuro como resultado de las lecciones aprendidas durante esta crisis.
Ahora existe una comprensión más precisa de la correlación entre los costes de ofrecer surtidos amplios y el valor proporcionado a los clientes que se ven obligados a tomar nuevas decisiones. Al cliente no le importará si debe elegir entre 50 tipos de aceite de oliva en lugar de 100, entre un paquete de papel higiénico de 12 o de 18 unidades, o entre cualquier otro tipo de elecciones insignificantes que se encuentran en los pasillos, llenos de artículos que disminuyen la eficiencia de la cadena de suministro.
Fuente: Progressive Grocer