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05/11/2018

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Miriam Pena, una de las 12 ingenieras más importantes de Silicon Valley

La plataforma Women 2.0 ha elaborado una lista de doce mujeres ingenieras a las que hay que seguir en 2018 por su papel inspirador. Entre ellas se encuentra una gallega: Miriam Pena. Con más de 10 años de experiencia en sistemas escalables, Pena ha trabajado como consultora especializada en Suecia, España, Egipto y EE.UU. Desde 2015 trabaja en la compañía de software publicitario AdRoll, en San Francisco, donde se encarga de diseñar e implementar partes críticas de la infraestructura de pujas en tiempo real.

Cuando Miriam Pena empezó a interesarse por la informática, los ordenadores eran poco más que herramientas de juego. Su tío tenía uno en casa y cada vez que iba a visitarlo pasaba horas en el Paint. “Me fascinaba ver cómo podía crear y destruir tan fácilmente”, recuerda. Hoy Miriam crea y destruye, pero no dibujos, sino datos. Es especialista en Erlang, un lenguaje informático del que la mayoría de los mortales no hemos oído hablar en la vida, pero que mueve el 90% del tráfico de internet -según datos de la multinacional tecnológica Cisco- y constituye la esencia de los servidores de empresas como WhatsApp o Ericsson. Oriunda de Bueu, Pontevedra, y afincada en San Francisco desde hace tres años, Miriam sigue cosechando éxito en la meca tecnológica de Silicon Valley.

Emilio Cáceres. ¿Qué es lo que más te sorprende de vivir en San Francisco?

Miriam Pena. San Francisco es el lugar donde se está inventando el futuro. Me sorprende el hecho de estar siempre rodeada de gente que se dedica a lo mismo que yo. Eso me permite adquirir nuevos conocimientos cada día y valorar otros puntos de vista. Y también me sorprende cómo la tecnología cambia a diario la rutina de la gente. Hay una aplicación para todo: si necesitas una niñera, hacer una mudanza o que te paseen al perro, en pocos minutos puedes tener a alguien debajo de tu casa. Existe una app hasta para que te lleven comida ecológica para mascotas a domicilio. También es común ver coches que se conducen solos de camino al trabajo o neveras portátiles con ruedas que entregan comida a domicilio. Ves cómo las máquinas van tomando el control, vigilando los párquines, andando por la oficina de noche para asegurarse de que no hay intrusos… San Francisco es lo más parecido que he visto en el mundo real a la serie Black Mirror.

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“Las máquinas están aquí. cuanto más preparados estemos para hablar con ellas, más posibilidades tendremos de conseguir que España sea un hub tecnológico”.

EC. ¿Cómo reacciona la gente al ver que las máquinas ganan tanto poder?

MP. La gente está buscando cuál será la siguiente gran revolución. Puedes estar en una cafetería y escuchar: «Ese invento era fácil. Yo puedo hacer algo mejor. Vamos a crear esta nueva aplicación». Se respira un ambiente emprendedor. Ves las ganas, la ilusión, el «yo puedo». No les asusta el cambio: lo quieren y lo toman. Como decimos allí, son early adopters: están dispuestos a probar todo lo nuevo, independientemente de si luego funciona o no.

EC. ¿Deberíamos tomar ejemplo de esa cultura del emprendimiento en España?

MP. En España tenemos mucho miedo al fracaso. En Silicon Valley emprendes, fracasas, vuelves a emprender y vuelves a fracasar. Sabes que necesitas muchos intentos hasta alcanzar el éxito. Allí los headhunters no ven el fracaso o un parón profesional como algo malo. Creen que es positivo dedicarse un año a viajar, ver mundo y vivir experiencias, para luego volver con las ideas más claras. En cambio, en España parece que sólo tienes una oportunidad. Hay que cambiar el sistema educativo para animar a la gente a tener ese pensamiento crítico, perder el miedo y saber gestionar el fracaso.

EC. ¿Qué tendríamos que mejorar en nuestro país para potenciar el sector tecnológico?

MP. Para empezar, es fundamental educar en tecnología tanto a niños como a niñas desde una edad temprana. No me refiero a enseñarles a programar, pero sí a crear algún algoritmo mediante juegos para que se familiaricen con algunos conceptos y luego les sea más natural elegir una carrera tecnológica. Las máquinas están aquí y cuanto más preparados estemos para hablar con ellas, mayor competencia profesional tendremos en el futuro y más preparados estaremos para conseguir que España sea un hub tecnológico.

Y la segunda clave es el inglés. En Silicon Valley las empresas tienen muchísima dificultad para encontrar perfiles profesionales que sepan programar y a la vez sepan inglés. En España tenemos universidades excelentes, por lo que el inglés es la mayor tarea pendiente.

EC. ¿Qué start-ups o negocios revolucionarios has visto en San Francisco?

MP. Venmo, por ejemplo, es una app para hacer transferencias de dinero, ideal para los micropagos del día a día. En San Francisco la gente no maneja efectivo, por lo que cuando divide las cuentas hace transferencias con esta app como quien envía un mensaje por Facebook. Así de sencillo. También existe una app que permite ver las plazas de aparcamiento disponibles, hacer estimaciones de precio e incluso reservar una plaza.

Otra cosa muy común en San Francisco es contratar personal a través de aplicaciones móviles para que realicen servicios específicos, como por ejemplo un organizador de armarios o una persona que espere por ti en la cola de una tienda.

“En San Francisco es muy común contratar personal a través de apps para servicios específicos, como un organizador de armarios o una persona que espere por ti en la cola de una tienda”.

EC. ¿Ves oportunidades para las empresas españolas en ese tipo de negocios?

MP. Ya lo estamos haciendo; se empieza a ver. El talento está ahí. Falta creérnoslo un poco y tomar el control. A veces parece que somos una sociedad en la que las cosas nos las tienen que dar hechas…

EC. ¿Hay alguna empresa española que se tome como referencia en Silicon Valley?

MP. Cabify e Inditex son muy populares.

EC. ¿Crees que hay una obsesión por el talento joven en Silicon Valley?

MP. No lo creo. En Silicon Valley hay una apuesta general por la diversidad social y cultural. Lo interesante de los jóvenes es que suelen ser los primeros en dejar de usar una tecnología para empezar a usar una nueva. Tienen la capacidad de ver qué será lo siguiente y, por tanto, son imprescindibles. Pero hay que supervisarlos y para ello necesitas también talento senior.

EL PROGRAMADOR DESENMASCARADO

EC. ¿Cuán importante es hoy para un profesional aprender a programar?

MP. Todos deberíamos tener conocimientos mínimos de programación, porque cada vez más las disciplinas profesionales necesitan el soporte de la tecnología. Me atrevo a decir que el cáncer no lo va a curar un doctor, sino un equipo de personas de múltiples disciplinas, entre ellas programadores con sus algoritmos de inteligencia artificial. Así que cuanto mejor sepamos programar, más fácil nos será poder controlar las máquinas para que hagan lo que nosotros queremos.

EC. ¿Qué se necesita para ser un buen programador?

MP. Ser analítico y saber planificar. También es importante la organización y la coordinación. Programar es como preparar una cena: tienes que coordinar todas las piezas para que al final estén todos los platos calientes a la misma hora. Otro aspecto importante es tener una mente inquieta y ser capaz de buscar la mejor forma de resolver un problema. Hay quien dice que los mejores programadores son los más vagos, porque son quienes buscan los atajos…

EC. ¿Es más importante la actitud o la aptitud?

MP. Necesitas tener aptitud, pero en el mundo cambiante en el que vivimos, donde la tecnología que está de moda ahora dejará de estarlo en pocos años, es más importante tener la actitud de querer renovarse, investigar, leer y educarse para poder mejorar.

¿Qué es el erlang y en qué radica su importancia?

El Erlang es un lenguaje informático que permite manejar una gran concurrencia de datos, creado por Ericsson en Estocolmo en los años 80. Su equipo estaba desarrollando conmutadores de telefonía para conectar llamadas y se dio cuenta de que no existía un lenguaje adecuado para ello. Pensaban que era necesario crear un sistema que permitiera cambiar el código de las máquinas de producción sin tener que desconectar una llamada. Así, si una parte del sistema fallaba, el resto se mantenía intacto. Hoy en día esa necesidad sigue patente. WhatsApp, por ejemplo, tiene que soportar millones de peticiones por segundo. “Erlang ha demostrado ser la tecnología adecuada para lograrlo», afirma Miriam. Actualmente, el 90% del tráfico de internet lo mueven máquinas ejecutadas en Erlang, según datos de la multinacional tecnológica Cisco.

Hacia un nuevo lenguaje…

Un grupo de programadores ha renovado parte del Erlang para adaptarlo a los nuevos tiempos, creando un nuevo lenguaje: Elixir. Según Miriam, tiene la misma metodología que Erlang -permite crear sistemas escalables altamente concurrentes con tolerancia a fallos-, pero de una forma más sencilla. “Es posible que, en un futuro, sustituya a Erlang o lo mejore sustancialmente. Ahora mismo hay mucho interés por parte de las empresas en este nuevo lenguaje”, afirma.

EL FUTURO DE LA PUBLICIDAD ONLINE

EC. Trabajas en la compañía de software publicitario AdRoll. ¿A qué se dedica exactamente esta empresa y qué te atrajo de este proyecto?

MP. Si eres empresario y tienes una web, suele decirse que el 95% de la gente que te visita no volverá a hacerlo. Empresas como AdRoll se dedican a traer de vuelta a ese usuario mediante distintas herramientas. Tenemos algoritmos que deciden cuál es el mejor anuncio y cuál es el mejor momento para mostrarlo para aumentar las posibilidades de que un usuario haga clic y compre. Ofrecemos a la gente publicidad de cosas que le importan y de las que ya ha mostrado interés previamente. Esa experiencia personalizada es lo que marca la diferencia.

EC. ¿Cómo consiguen toda esa información sobre el consumidor?

MP. Cuando una empresa se convierte en nuestro cliente, incorpora un javascript en su página web, que a su vez instala una cookie en el navegador del usuario que la visita. A medida que dicho usuario navega, AdRoll va almacenando información de las páginas web que visita. No sabemos quién está detrás de esa cookie, sólo sabemos que hay un navegador que tiene interés en determinadas cosas.

EC. Demasiada publicidad puede saturar al usuario, revirtiendo negativamente en la imagen de marca.

MP. Hay mecanismos que se encargan de controlar el número de veces que se publica un anuncio. Yo creo que en general la experiencia de los usuarios mejora, porque la publicidad que le llega está adaptada a sus gustos.

EC: Rahaf Harfoush, antropóloga digital, nos decía en una reciente entrevista que los usuarios deberíamos poder darle al ‘off’ para no compartir nuestros datos si no queremos. ¿Qué opinas al respecto?

MP. Cada uno tiene que ser responsable de lo que hace. Y cuando entra en una aplicación, tiene la responsabilidad de leer las condiciones y decidir si cede sus datos. Como usuario hay que ser consciente de que no existen las aplicaciones gratis: el producto eres tú. Eso sí, las empresas tienen que ser responsables en el uso y la gestión de esos datos. Es una responsabilidad compartida.

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“La tendencia en publicidad es mostrar anuncios cada vez más personalizados y que conecten con el usuario a nivel emocional”.

EC: ¿Cómo crees que será el futuro de la publicidad? ¿hacia dónde evolucionará?

MP. Hay una tendencia en la industria a mostrar anuncios cada vez más personalizados y que conecten con el usuario a nivel emocional. Si te fijas por ejemplo en Apple, en sus últimos anuncios no se ve el producto, sino la experiencia en su conjunto. El futuro de la publicidad está en hacer la experiencia lo más ‘invisible’ posible para que no se note que es publicidad. También veremos cómo la publicidad se adaptará cada vez más al medio, aprovechando todos los recursos disponibles. No es lo mismo un anuncio en papel -sólo imagen- que uno en televisión -imagen y sonido- que uno con realidad virtual -inmersión-.

EC. ¿Qué nuevas tecnologías crees que tendrán más impacto en las empresas?

MP. Hoy en día los avances en tecnología están impulsados por el software. Es decir, la velocidad con la que el hardware está cambiando es mucho menor respecto al potencial que se está viendo en los cambios del software. Los avances en blockchain, en realidad virtual o en internet de las cosas se deben al software y necesitamos programadores para poder implementar dichas tecnologías. Escoger entre una de ellas es muy complicado. La inteligencia artificial será determinante en la investigación, el internet de las cosas puede cambiar mucho nuestras tareas de la vida cotidiana y el blockchain puede cambiar el futuro en aspectos en los que todavía no somos capaces de imaginar.

EC. La tecnología de voz está entrando con fuerza en el mercado, pero ya ha habido algunos casos de fallos de seguridad. ¿Debemos preocuparnos por esta tecnología?

MP. Sí, yo personalmente estoy preocupada. Tengo un dispositivo de voz en casa y reconozco que es muy cómodo, pero siempre tengo la duda de si estarán escuchando mis conversaciones para perfeccionarlo. Y lo más probable es que hasta cierto punto se haga. Como programadora que trabaja en este tipo de sistemas, sé que es fácil acceder a los datos e ir un paso más allá. Hay que ser muy consciente de los dispositivos que tenemos a nuestro lado y de lo que pueden hacer. Antes de bajarnos un programa, debemos procurar leer las condiciones y ver quién está detrás.

EC. ¿Algún consejo para los empresarios?

MP. Les animo a salir de su zona de confort y a tener una visión global. Lo mejor a corto plazo no es lo mejor a largo plazo. Es crucial salir fuera, ir a conferencias o eventos, empaparse de lo que está por llegar y traerlo. Y luego formarse en soft skills para poder comunicar la ventaja de nuestro producto: coaching, mentalización, hablar en público, aprender a negociar… Da igual si tenemos el mejor producto, porque si no somos capaces de comunicarlo, ese producto no existe.

Por un papel activo de la mujer en el sector tecnológico

Miriam Pena dedica parte de su tiempo a dar visibilidad a las mujeres en el sector tecnológico. Imparte charlas en distintos centros educativos para animar a las nuevas generaciones a estudiar informática y a romper con unas estadísticas que preocupan: desde 1984, el porcentaje de mujeres en carreras del sector de las TIC no ha parado de bajar (18% en Estados Unidos y 12% en España en 2016, según datos del Centro Nacional de Estadísticas Educativas de EE.UU. y de la OCDE). Fue su propia experiencia personal lo que la motivó a tomar un papel activo en esta labor: “En mi carrera he trabajado en proyectos muy importantes, pero no solía ser yo quien daba la cara. Y eso es una oportunidad perdida. No era consciente de la importancia de ser visible, porque es la forma en la que llegas a gente que hace lo mismo que tú y que puede aportarte ideas para mejorar. A medida que me exponía, me daba cuenta de lo importante que es animar a nuestras niñas a hacer informática. Me veían en la tele y me decían que de mayores querían viajar y trabajar con ordenadores. Es crucial que haya role models a quienes puedan mirar”.

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